Conoces a una chica tímida y sencilla. Si le dices que es
hermosa, ella pensará que eres simpático, pero no te creerá. Sabe que esa
belleza es obra de tu contemplación. Y a veces basta con eso.
Pero existe una manera mejor de hacerlo.
Le demuestras que
es hermosa. Conviertes tus ojos en espejos, tus manos en plegarias cuando la
acaricias. Es difícil, muy difícil, pero cuando ella se convence de que dices
la verdad... De pronto la historia que ella se cuenta a sí misma cambia. Se
transforma. Ya no la ven hermosa. Es hermosa, y la ven.
― Patrick Rothfuss
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